Aún importándonos apenas si tenemos tiempo para ellos, ni espacio, ni cercanía. Han pasado de ser una referencia a ser una indiferencia más. Al menos a nivel social así parece constatarse. Esta sociedad prescinde, arrincona sus mayores desde unos parámetros terribles e inasumibles: la estética, el utilitarismo económico, la velocidad vital.
Una sociedad que permite indiferente que sus colectivos más vulnerables sufran de carencias humanas y materiales es una sociedad indigna. Y en el caso de la gente de más edad a menudo así viene sucediendo.
Nadie sobra y menos que nadie los vulnerables, si perdemos esos referentes nos perdemos como personas.
No existe un nosotros y un ellos en la sociedad como no existe en la familia. No se trata de compensarles por lo que aportaron, sino de respetarles por lo que son: personas plenas.
Vemos, demasiado a menudo ancianos buscando en la basura, muertos en soledad, quemados por su pobreza…no hay derecho. Los vemos en nuestro entorno cercano buscar su sitio paseando por una sociedad que apenas los ve.
Muchas veces simplemente los aparcamos, los tenemos más o menos cuidados en sus necesidades físicas pero muy descuidados en tantas otras necesidades de personas íntegras que son. Son el abuelo, la abuela, el padre o la madre…son ellos, nuestros mayores…sabios, vulnerables, fuertes, pacientes. Gracias por estar ahí.
Imagen: Entreletrasdotcom